lunes, 17 de marzo de 2014

Camerata del Eco una tarde de domingo

Dibujo para el programa: Remedios Díaz
En Franz Kafka revalorado advertía Hannah Arendt de la superabundancia de agoreros y "profetas" de la desgracia, que no dejan de recordarnos, una y otra vez, que el camino natural para el hombre es el de la decadencia y la rendición incondicional a lo que venga. Pero ella añadía: "Lo milagroso es la salvación y no el desastre, pues la primera depende de la voluntad del ser humano y de su capacidad  de modificar el mundo y su evolución natural". Por suerte hay quienes no se instalan en la resignación temerosa y ponen proyectos en pie a lo largo del tiempo hasta una tarde de domingo como la de ayer. Cantaba en Madrid el coro de la Camerata del Eco, dirigido por Ana Ligero, en el pequeño Espacio Pozas de la Cruz Roja, cercano a la calle del Pez. Cantaba en el grupo otra Ana (Garrido), buena amiga. El título del programa, Eros y Thánatos, un asunto "fijo" pero abierto también a la improvisación y disonancia que cabe -y casi exige- un dilema tan inquietante, esa flor inversa hacia la luz y hacia la sombra que ilustraba el programa de mano: todos y nadas entrelazados "después de tanto todo para nada", y lo efímero de las cosas brillantes: "Qué bello, al ir a ser, es haber sido"  Satie, canciones galesas y francesas, Rilke, Shakespeare... piano, violoncello, saxo/clarinete y la voz de un excelente actor-recitador (Carlos Kaniowsky) creando solidez con las palabras de Juan Ramón, Lorca, Cernuda, Neruda o José Hierro. Un domingo por la tarde nada resignado, sino absolutamente creador, pese a la enjundia de asuntos que perturban tanto como el sufrimiento y su raíz a Blas de Otero vuelto voz de un coro, un buen recitador o un todos nosotros.

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