Esta es mi reseña en El Cultural de El Mundo de "El desertor", Siegfried Lenz (Ed. Impedimenta)
sábado, 16 de diciembre de 2017
jueves, 26 de octubre de 2017
"NO HABRÍA SIDO IGUAL SIN LA LLUVIA"
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La Central de Callao. Miguel Ángel Arcas, Rubén Abella y E.C |
martes, 26 de septiembre de 2017
MOMMSEN, un relato nuevo
El escritor Javier Morales publica hoy en "La trama oculta" mi relato inédito Mommsen (perteneciente al nuevo libro que preparo), si alguien pasa por aquí y quiere leerlo:
http://www.javiermoralesortiz.com/mommsen-un-relato-inedito-de-ernesto-calabuig-en-la-trama-oculta/http://www.javiermoralesortiz.com/mommsen-un-relato-inedito-de-ernesto-calabuig-en-la-trama-oculta/
http://www.javiermoralesortiz.com/mommsen-un-relato-inedito-de-ernesto-calabuig-en-la-trama-oculta/http://www.javiermoralesortiz.com/mommsen-un-relato-inedito-de-ernesto-calabuig-en-la-trama-oculta/
miércoles, 14 de junio de 2017
"La luz de la dinamo", de Nuria Barrios
A propósito de La
luz de la dinamo, de Nuria Barrios
Fundación
Jose Manuel Lara. Sevilla, 2017
VII Premio
Iberoamericano de Poesía Hermanos Machado
¿Cuánta luz puede arrojar la pequeña dinamo con faro de una
bicicleta ya antigua? Hay en estas páginas un esfuerzo por recuperar (buscar,
producir) una luz, aunque sea diminuta, como la voz de un individuo superado o
dolido por la vida -por lo que los años hacen de todos nosotros-, una voz, la
de Nuria Barrios, que, pudiendo ahogarse, prefiere DECIR y decir en el modo
certero y hermoso en que ella acostumbra. Al comienzo pensamos que se trata de
alumbrar un tiempo o un instante que fue feliz: la niñez, la infancia, tal vez
incluso la adolescencia. Uno/ una es pequeño y limitado en medio de una
realidad, un espacio-tiempo, que nos supera y desorbita, que nos muestra entre
otras certezas que “el largo viaje es cada vez menos largo”. La voz que nos
habla sabe que el bosque es también una boca oscura o que, probablemente,
acabará “malquerida” o “malherida”, pero entre tanto cumple su papel en el
juego de la vida: a lo largo de los poemas, salta al escenario maquillada, bien
vestida, o se lanza a bailar. Puede que en algún momento desee no desear o
sentir tanto y envidie incluso la paz metálica e indolora de los robots. El
amor, a cierta edad, puede haberse transformado en un empecinado y heroico
creer en el amor. Con esa misma hondura y lucidez que alcanzó Leonard Cohen al
escribir y cantar: “pero el amor no es una marcha triunfal, sino un frío y roto
aleluya”. Y estos poemas tienen mucho de canto. De hecho el modo de escribir y recitar
de Nuria Barrios despega pronto hacia el canto: las cancioncillas infantiles
serán aquí un marco de juego que acabará trascendido, vulnerado, roto por sus estrechas costuras, ya que la
vida, conforme el tiempo pasa, va por otros derroteros menos dulces, por mucho
que aún se nos concedan, de cuando en cuando, instantes placenteros o felices.
Digamos que, por desgracia, todo niño/niña habrá de pasar del puro juego a
“saber de qué va el juego”. La conciencia de la finitud presente en cada uno de
estos poemas coincide con el sentirse defraudado por lo que en su día parecían
sueños grandes, alcanzables o merecidos. Filosofía y poesía se vuelven armas,
no cargadas de futuro, pero sí de lucidez, de introspección, de análisis del
sustrato y fundamento de nuestra fugaz existencia. “Ser viejo y ser niño es
bueno para los poetas”, dirá Barrios.
Una visita a una exposición artística, acompañada de un amigo
poeta, o el recuerdo de una estancia en los Estados Unidos, pueden devenir
también hermosa poesía de lo cotidiano y situarse en la frontera con el relato
(otro de los géneros que la autora ha cultivado con éxito). Y está lo
mitológico (aquí y en otros libros de Barrios, aquella Nostalgia de Odiseo) a la hora de percibir y explicar las cosas.
Doloroso ese silencio de una pareja de caminantes que comprenden la
imposibilidad de su amor, que pensaban: tal vez en esta ocasión, esta vez sí…
pero nunca es o parece tiempo. Las variaciones sobre canciones infantiles como
El barquero echan pronto pie a tierra, a la pura realidad, pues “las niñas
bonitas se echan a perder” o pagan bien caras en la vida las prendas de Antón pirulero. Todo gira y avanza, como
jugando, “mas en la noche, a solas, nos preguntamos quién, cuando tú no seas,
hará girar la rueda, quién, cuando tú no seas, seremos”. La madurez es lucidez,
pero a la vez confusión, con el paso de los años uno puede acabar como en
aquella canción de Aute “Dudando en la tarde”. Barrios es una poeta honda y el
libro va también rotando hacia la conciencia clara de la vulnerabilidad, de las
pérdidas y de la condición mortal: “Somos lo mismo tú y yo, gente rara, mujeres
raras en un mundo donde nada es normal… Sólo la muerte que calla sabe qué
somos”. En el poema “Para llegar hasta allí”, se van los seres queridos como si
se deslizaran por una pendiente y con la muerte se les despoja de más cosas que
la pura vida. En el proceso/juicio ellos se preguntan, aún, por qué. Un gran texto
es “Veo Veo”, ese viaje familiar en automóvil en medio de una nevada que deriva
en cuento de fantasmas: de nuevo en la frontera con el relato. Hay en la
tercera parte poemas puros, alejados del relato, poemas que cortan el alma como
“Hoy”, al desgranar el dolor y el vacío de las ausencias. En otros, como
“Salimos a la terraza”, se nos permite colarnos brevemente en una historia: una
noche de verano, una reunión de amigos, uno de ellos acechado y cercado por la
enfermedad y la muerte, a la que casi se le suplica, se le implora: “¡Quítale
los ojos de encima!”. Somos mortales, e incluso, como diría Ángel Gabilondo,
“mortales de necesidad” Puede que en el futuro acabes siendo sólo un viejo
indefenso que aguarda su final en pijama o que sientas frío mientras ves pasar tu
último vuelo, pero puede también que te acompañe el consuelo cuando la poeta se
fije en ti para envolverte de dignidad, para cantarte (“En pijama” y “Cancelado
el futuro”). En esta última parte del libro, Una gota de resina, la aparente voz dulce inicial, la de la niña
que recordaba y jugaba, levanta y convoca inesperadas tempestades, rebeldías,
vientos que hielan. Pero no puede ser casual terminar el libro con una nana
infantil, que por un lado muestra las cartas y la limitación del juego, pero
por otro tranquiliza, acompaña, sosiega, como al caminante de La bella molinera de Wilhelm Müller y
Schubert, al que el río le canta, como cierre vital, una hermosa canción de
cuna, un homenaje final mientras por fin descansa: “Gute Ruh, Gute Ruh, tu die
Augen zu, Wanderer du müder. Du bist zu Haus…” (Reposa tranquilo, reposa
tranquilo, cierra tus ojos, caminante fatigado. Ya estás en casa).
martes, 13 de junio de 2017
Feria 2017
El pasado sábado (10 de junio de 2017) comiendo con buenos amigos escritores cerca de la Feria: Nuria Barrios, Patricio Hernández, un Calabuig que se olvidó de quitarse las gafas de sol, Lola López Mondejar, Pepe Cervera, Jesús Ortega, Isabel Wagemann, Paul Viejo, Miguel Ángel Muñoz y Miguel Sanfeliu)
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Con mi amiga Nuria Barrios y sus poemas de "La luz de la dinamo" |
lunes, 5 de junio de 2017
HANDKE Y ESPAÑA/ CONTRA EL SUEÑO PROFUNDO
Si os apetece echarle un vistazo, este es, o fue, mi artículo en el especial sobre Peter Handke del pasado viernes en El Cultural de El Mundo:
http://www.elcultural.com/revista/letras/Contra-el-sueno-profundo/39708
http://www.elcultural.com/revista/letras/Contra-el-sueno-profundo/39708
lunes, 29 de mayo de 2017
De qué color es Berlín. David Wagner
Esta es mi reseña de David Wagner en El Cultural de el pasado viernes.
http://www.elcultural.com/revista/letras/De-que-color-es-Berlin/39668
http://www.elcultural.com/revista/letras/De-que-color-es-Berlin/39668
domingo, 14 de mayo de 2017
Una gran mañana de mayo
No sé si alguien se asoma aún a los blogs literarios. Parece que en pocos años se han vuelto cacharros viejos. Este cacharro viejo (51 años recién cumplidos) disfrutó ayer -TODAVIA- corriendo los 800 metros de Periodistas Trofeo Runner´s World en la pista de Moratalaz (Madrid). Volver a competir con mi hermano Alex y ganar la prueba fue toda una alegría. Fuimos primero y segundo. Compartimos podium y una gran mañana de mayo.


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Foto: Ángel Yuste/ Runner´s World |
Etiquetas:
atleta,
Ernesto Calabuig,
escritor
lunes, 8 de mayo de 2017
Morir en primavera. Ralf Rothmann
Mi reseña de un libro hermoso acerca de la Segunda Guerra Mundial desde el ángulo de dos jóvenes alemanes, casi niños, que, contra su voluntad, participaron en ella: Morir en primavera, de Ralf Rothmann:
http://www.elcultural.com/revista/letras/Morir-en-primavera/39451
http://www.elcultural.com/revista/letras/Morir-en-primavera/39451
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