Hoy viernes 23 de enero de 2009, Care Santos ha escrito esta bonita reseña acerca de mi libro de relatos. Espero que os guste. Si queréis verlo completo, este es el enlace: http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/24634/Un_mortal_sin_pirueta
Un mortal sin pirueta
Ernesto Calabuig
Menoscuarto, 2008. 180 páginas, 14,50 euros
( 23/01/2009 )
La memoria tiene muchas caras y, sin duda, la nostalgia es una de ellas. Incluso nostalgia por lo que no se ha vivido. En ese sentido, la narrativa española más reciente está llorando hace varias décadas su propio pasado y, en lo referente a los escritores más jóvenes, lamiéndose unas heridas que no sufrió en propias carnes, sino a través de la tristeza, la memoria, la nostalgia de sus mayores. En ese terreno de lo realista y lo nostálgico cabe situar este primer libro de relatos de Ernesto Calabuig (Madrid, 1966), editor vinculado al mundo de la enseñanza y crítico literario. Podría decir que, en conjunto, el sentimiento que más planea sobre estos quince relatos es la tristeza. Pero eso sería quedarse corto. Son historias protagonizadas por hombres y mujeres que perdieron sus últimas oportunidades; que tal vez nunca las tuvieron y por eso se aferran a un detalle nimio, un minúsculo momento de gloria vivido hace mucho tiempo (como el protagonista del relato “El momento estelar de alguien poco importante”); o que dedican un esfuerzo innecesario a convencer a un mundo que ya no les escucha de que las cosas no fueron como otros explicaron (como el personaje central del relato que da título al libro) o que viven en las palabras o las imágenes que otros retuvieron (como los protagonistas de “Fotocomposición del señor Gattinara” y “La pinada”). Me parece significativo que haya tantos maestros en estas páginas. Maestros comprendidos, incomprendidos, recordados al cabo de los años. Sin embargo, puede que el único protagonista de estos magníficos relatos sea el tiempo. El tiempo en relativo, porque de todo “hace tanto y no hace tanto, según la idea que cada uno tenga” (pág. 139). En realidad, no hace nada: todos viven aún, porque las palabras, como la foto del señor Gattinara “detienen, congelan heroicamente, cualquier después”. Sobre todo si calan hondo, como éstas.
Care SANTOS
Un mortal sin pirueta
Ernesto Calabuig
Menoscuarto, 2008. 180 páginas, 14,50 euros
( 23/01/2009 )
La memoria tiene muchas caras y, sin duda, la nostalgia es una de ellas. Incluso nostalgia por lo que no se ha vivido. En ese sentido, la narrativa española más reciente está llorando hace varias décadas su propio pasado y, en lo referente a los escritores más jóvenes, lamiéndose unas heridas que no sufrió en propias carnes, sino a través de la tristeza, la memoria, la nostalgia de sus mayores. En ese terreno de lo realista y lo nostálgico cabe situar este primer libro de relatos de Ernesto Calabuig (Madrid, 1966), editor vinculado al mundo de la enseñanza y crítico literario. Podría decir que, en conjunto, el sentimiento que más planea sobre estos quince relatos es la tristeza. Pero eso sería quedarse corto. Son historias protagonizadas por hombres y mujeres que perdieron sus últimas oportunidades; que tal vez nunca las tuvieron y por eso se aferran a un detalle nimio, un minúsculo momento de gloria vivido hace mucho tiempo (como el protagonista del relato “El momento estelar de alguien poco importante”); o que dedican un esfuerzo innecesario a convencer a un mundo que ya no les escucha de que las cosas no fueron como otros explicaron (como el personaje central del relato que da título al libro) o que viven en las palabras o las imágenes que otros retuvieron (como los protagonistas de “Fotocomposición del señor Gattinara” y “La pinada”). Me parece significativo que haya tantos maestros en estas páginas. Maestros comprendidos, incomprendidos, recordados al cabo de los años. Sin embargo, puede que el único protagonista de estos magníficos relatos sea el tiempo. El tiempo en relativo, porque de todo “hace tanto y no hace tanto, según la idea que cada uno tenga” (pág. 139). En realidad, no hace nada: todos viven aún, porque las palabras, como la foto del señor Gattinara “detienen, congelan heroicamente, cualquier después”. Sobre todo si calan hondo, como éstas.
Care SANTOS
Ahora, que ya he leído y sonreído y llorado con cada página de tu libro, coincido plenamente con la idea de que el tiempo es el protagonista absoluto: el tiempo pasado, el tiempo recordado, el tiempo añorado, el tiempo que se perdió, el tiempo presente...
ResponderEliminarQué gran disfrute es tu libro, de verdad, Ernesto, puedes estar muy orgulloso de este 'otro' hijo que te salió. Y de que la gente te dedique palabras como las que te han dedicado en esas sentidas (y sinceras) críticas.
Un beso muy grande
Muchas gracias, Amelie. Un abrazo.
ResponderEliminarBuena crítica para un libro excelente. Los lectores ya estamos esperando tu próximo libro, ya sea de cuentos o una novela, o lo que estimes oportuno.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario y por seguir esperando cosas nuevas de mí. Un abrazo.
ResponderEliminarPes yo no lo he leído, poro mañana me voy a buscarlo seguro que aquí en pontevedra lo encontraré. Estoy ansiosa de leer esos cuentos.
ResponderEliminarUn saludo muy cordial.
Muchas gracias, Marina
ResponderEliminarTe agradezco que quieras comprarlo y leerlo. Espero que te guste. Hay un cuento de tu tierra en mi colección, el último del libro, que se titula "Con el viento de Galicia". Un abrazo.
Me parece fantástico que sigas acordándote de toda la gente que influyó en nuestra formación y con la que pasamos ratos inolvidables. ¡Que tiempos los del Calasancio!.
ResponderEliminarEspero leerte pronto. Un abrazo muy fuerte.
Jose Luis, ¡qué gran alegría verte reaparecer aquí después de tantos años! Un abrazo desde el recuerdo feliz que no ha cambiado desde aquellos mediados y finales de los ochenta. Ernesto
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