 Con todos los respetos por delante, tengo que admitir que nunca me gustó la literatura de dos autores hispanoamericanos fallecidos en los últimos años, el uruguayo Benedetti y el argentino Sábato. En la última novela del argentino Patricio Pron, "El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia", el protagonista, a su regreso a Argentina, echa un vistazo a la biblioteca de su padre, donde sí están presentes grandes escritores como Borges o Rodolfo Walsh, pero no Sábato. Pron dice estas duras (y quizá justas) palabras: "una literatura que parecía ser la pesadilla de un escritor moribundo, o, mejor aún, de un escritor argentino y moribundo y sin ningún talento; digamos, para entendernos, un escritor que no fuera el autor de El Aleph, alrededor del cual todos giramos inevitablemente, sino más bien el de Sobre héroes y tumbas, alguien que toda su vida se creyó talentoso e importante y moralmente inobjetable y en el último instante de su vida descubre que careció de todo talento y se comportó ridículamente y recuerda que almorzó con dictadores y entonces se siente avergonzado y desea que la literatura de su país esté a la altura de su triste obra para que esta tenga incluso uno o dos epígonos y no haya sido escrita en vano"
Con todos los respetos por delante, tengo que admitir que nunca me gustó la literatura de dos autores hispanoamericanos fallecidos en los últimos años, el uruguayo Benedetti y el argentino Sábato. En la última novela del argentino Patricio Pron, "El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia", el protagonista, a su regreso a Argentina, echa un vistazo a la biblioteca de su padre, donde sí están presentes grandes escritores como Borges o Rodolfo Walsh, pero no Sábato. Pron dice estas duras (y quizá justas) palabras: "una literatura que parecía ser la pesadilla de un escritor moribundo, o, mejor aún, de un escritor argentino y moribundo y sin ningún talento; digamos, para entendernos, un escritor que no fuera el autor de El Aleph, alrededor del cual todos giramos inevitablemente, sino más bien el de Sobre héroes y tumbas, alguien que toda su vida se creyó talentoso e importante y moralmente inobjetable y en el último instante de su vida descubre que careció de todo talento y se comportó ridículamente y recuerda que almorzó con dictadores y entonces se siente avergonzado y desea que la literatura de su país esté a la altura de su triste obra para que esta tenga incluso uno o dos epígonos y no haya sido escrita en vano"domingo, 17 de julio de 2011
Sobre Sábatos y Prons
 Con todos los respetos por delante, tengo que admitir que nunca me gustó la literatura de dos autores hispanoamericanos fallecidos en los últimos años, el uruguayo Benedetti y el argentino Sábato. En la última novela del argentino Patricio Pron, "El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia", el protagonista, a su regreso a Argentina, echa un vistazo a la biblioteca de su padre, donde sí están presentes grandes escritores como Borges o Rodolfo Walsh, pero no Sábato. Pron dice estas duras (y quizá justas) palabras: "una literatura que parecía ser la pesadilla de un escritor moribundo, o, mejor aún, de un escritor argentino y moribundo y sin ningún talento; digamos, para entendernos, un escritor que no fuera el autor de El Aleph, alrededor del cual todos giramos inevitablemente, sino más bien el de Sobre héroes y tumbas, alguien que toda su vida se creyó talentoso e importante y moralmente inobjetable y en el último instante de su vida descubre que careció de todo talento y se comportó ridículamente y recuerda que almorzó con dictadores y entonces se siente avergonzado y desea que la literatura de su país esté a la altura de su triste obra para que esta tenga incluso uno o dos epígonos y no haya sido escrita en vano"
Con todos los respetos por delante, tengo que admitir que nunca me gustó la literatura de dos autores hispanoamericanos fallecidos en los últimos años, el uruguayo Benedetti y el argentino Sábato. En la última novela del argentino Patricio Pron, "El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia", el protagonista, a su regreso a Argentina, echa un vistazo a la biblioteca de su padre, donde sí están presentes grandes escritores como Borges o Rodolfo Walsh, pero no Sábato. Pron dice estas duras (y quizá justas) palabras: "una literatura que parecía ser la pesadilla de un escritor moribundo, o, mejor aún, de un escritor argentino y moribundo y sin ningún talento; digamos, para entendernos, un escritor que no fuera el autor de El Aleph, alrededor del cual todos giramos inevitablemente, sino más bien el de Sobre héroes y tumbas, alguien que toda su vida se creyó talentoso e importante y moralmente inobjetable y en el último instante de su vida descubre que careció de todo talento y se comportó ridículamente y recuerda que almorzó con dictadores y entonces se siente avergonzado y desea que la literatura de su país esté a la altura de su triste obra para que esta tenga incluso uno o dos epígonos y no haya sido escrita en vano"
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Muy duro pero bastante justo. Los dos están sobrevalorados. Eso sí, no metería en el mismo saco a Sábato y Benedetti. Un abrazo. Alex
ResponderEliminarMuchas gracias, Alex, por asomarte de nuevo por mi blog y por tu comentario. Un abrazo.
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