Como mi reseña del pasado viernes (9-11-2012) en El Cultural de El Mundo, apareció tan tremendamente recortada que parecía sólo una visión somera de una novela tan interesante como TRASFONDO, de la argentina Patricia Ratto, me decido a colgar aquí el texto completo.
Trasfondo
PATRICIA RATTO
Adriana Hidalgo
Editora. Madrid, 2012
146 páginas, 14 euros
Se hace difícil enumerar las
virtudes de una obra que posee tantas como este Trasfondo, tercera novela de la argentina Patricia Ratto. La base
es aquí una historia real: en el marco de la tragedia de las Malvinas, la
autora cuenta el infierno por el que pasan durante treinta y nueve días en el
Atlántico Sur los treinta y cinco tripulantes del submarino de la Armada
argentina “ARA San Luis”, una nave que entra en combate en condiciones
absolutamente precarias: motores, computadoras de tiro y torpedos dañados de
antemano. Reducir el texto a una “novela de guerra” sería dejar de lado el
verdadero tema de fondo y el propósito narrativo de una escritora que llevó a
cabo un largo y exhaustivo trabajo de documentación en el que entrevistó a
catorce de aquellos combatientes de 1982. La obra apunta, con sobriedad y sin
truculencias estilísticas, a toda una reparación moral y rompe el silencio y el
dolor de quienes tanto callaron tras un oscuro regreso en el que nadie pudo o
quiso celebrarlos. A través de los ojos
y la voz de un minucioso observador, un suboficial destinado en la sala de
máquinas, Patricia Ratto cuenta con maestría, en una precisa secuencia de
comportamientos encadenados, el micromundo claustrofóbico de unos jóvenes
enviados por sorpresa a morir por su nación en condiciones inhumanas y de
absoluta desventaja, para defender unas islas y un enemigo tan real y poderoso
como fantasmal e invisible (“indefensos e irremediablemente absurdos”). La
autora sabe transmitirnos la brusca interrupción de sus vidas, su perplejidad y
su rabia contenida, la angustiosa sensación de asfixia y de dilatada espera cuando
el tiempo que se percibe ya de otra manera, el precipicio de la locura que sólo
salva la camaradería y la repetición de rutinas consabidas. El “ir a inmersión”
y el “tocar fondo” suponen sumergirse en una pesadilla de irrealidad y sinsentido
al servicio de lejanos designios y órdenes imprecisas calculadas para un
suicidio colectivo. El vapuleo inmisericorde de las cargas de profundidad
inglesas cobra tintes de castigo divino sobre quienes se viven como animales
asustados en una madriguera. El lector percibe el frío y la humedad, las
“toneladas de agua helada sobre sus cabezas”, pero, sobre todo, esta ceguera de
la profundidad de quienes sólo pueden guiarse por sonidos, por ruidos y alertas
de sónar (“rumores hidrofónicos”). Ni siquiera las emisiones de radio que a
duras penas captan con su “antena látigo” resultan orientativas o fiables. Ratto
consigue un logrado efecto coral a través de los comentarios y apreciaciones de
unos y otros marineros (Heredia, Grunwald, Rojas, Olivero, Polski…) Argentinos
y británicos, se nos dice, habían compartido un asado no hace mucho, durante unas
maniobras conjuntas. Unos y otros arrojados después a los absurdos de un
macabro juego de barcos: “¿A quién se le habrá ocurrido todo esto?, meternos a
todos en esto, un tubo lleno de argentinos por aquí, un tubo un poco más grande
lleno de ingleses por allá”. Magistral ese sobrio y sombrío regreso a Puerto
Belgrano, con la conciencia clara de la inutilidad y de no haber sido ni
víctimas ni héroes. Patricia Ratto logra una novela poderosa, capaz de
desenmascarar un gigantesco engaño desde un pequeño ángulo certero.
ERNESTO CALABUIG
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