jueves, 29 de enero de 2009

Presentación de mis relatos en la Librería Rafael Alberti

El 28 de enero de 2009 se celebró el acto de presentación de "Un mortal sin pirueta" (Menoscuarto ediciones) en la librería Rafael Alberti del barrio de Argüelles, en Madrid. Un encuentro cálido y cercano, y una tarde muy especial en la que me sentí arropado por mis amigos Lola Larumbe y Álvaro Pombo (que presidieron el acto) y por todos los que acudieron a la sala: familiares y amigos tan generosos como Manuel Longares, Oscar Soto, Pilar Mañas, Sergio Suárez... El tiempo cundió para un diálogo animado e incluso para la lectura final de un par de relatos cortos. Gracias a los que vinísteis y también a los ausentes que deseaban estar.





viernes, 23 de enero de 2009

Texto de Care Santos en El Cultural (El Mundo) acerca de "Un mortal sin pirueta"









Hoy viernes 23 de enero de 2009, Care Santos ha escrito esta bonita reseña acerca de mi libro de relatos. Espero que os guste. Si queréis verlo completo, este es el enlace: http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/24634/Un_mortal_sin_pirueta

Un mortal sin pirueta
Ernesto Calabuig
Menoscuarto, 2008. 180 páginas, 14,50 euros
( 23/01/2009 )
La memoria tiene muchas caras y, sin duda, la nostalgia es una de ellas. Incluso nostalgia por lo que no se ha vivido. En ese sentido, la narrativa española más reciente está llorando hace varias décadas su propio pasado y, en lo referente a los escritores más jóvenes, lamiéndose unas heridas que no sufrió en propias carnes, sino a través de la tristeza, la memoria, la nostalgia de sus mayores. En ese terreno de lo realista y lo nostálgico cabe situar este primer libro de relatos de Ernesto Calabuig (Madrid, 1966), editor vinculado al mundo de la enseñanza y crítico literario. Podría decir que, en conjunto, el sentimiento que más planea sobre estos quince relatos es la tristeza. Pero eso sería quedarse corto. Son historias protagonizadas por hombres y mujeres que perdieron sus últimas oportunidades; que tal vez nunca las tuvieron y por eso se aferran a un detalle nimio, un minúsculo momento de gloria vivido hace mucho tiempo (como el protagonista del relato “El momento estelar de alguien poco importante”); o que dedican un esfuerzo innecesario a convencer a un mundo que ya no les escucha de que las cosas no fueron como otros explicaron (como el personaje central del relato que da título al libro) o que viven en las palabras o las imágenes que otros retuvieron (como los protagonistas de “Fotocomposición del señor Gattinara” y “La pinada”). Me parece significativo que haya tantos maestros en estas páginas. Maestros comprendidos, incomprendidos, recordados al cabo de los años. Sin embargo, puede que el único protagonista de estos magníficos relatos sea el tiempo. El tiempo en relativo, porque de todo “hace tanto y no hace tanto, según la idea que cada uno tenga” (pág. 139). En realidad, no hace nada: todos viven aún, porque las palabras, como la foto del señor Gattinara “detienen, congelan heroicamente, cualquier después”. Sobre todo si calan hondo, como éstas.
Care SANTOS

miércoles, 14 de enero de 2009

De críticos y Virginia Woolf


Hay críticos que permiten ver a través de ellos (entran en el texto pero dejan al libro y al autor ser) y otros que opacan, entorpecen, no muestran nada, no rozan el libro -ni al autor-salvo para maltratarlo o malentenderlo, o tal vez utilizan la obra para hablar de sí mismos y lucir sus abstrusos e inquietantes conceptos de narratología (dicen "actante" en lugar de personaje, o "analepsis" en vez de salto atrás etc.) Me gustaría pensar que pertenezco al primer grupo y que muestro o ilumino algo. Puedo asegurar que, al menos, me esfuerzo cada vez en ello.
En cualquier caso, nos queda siempre una "deformación profesional". No puedo leer ya un sólo texto sin la compañía de un lápiz y un cuaderno de notas. ¡Ey, pero si esta novela te la regalaron por Reyes (te la trajeron los propios Reyes), no tienes que reseñarla! ¡No la llenes de apuntes y subrayados! Qué le vamos a hacer. Uno subraya y marca hasta libros que no son suyos.
Todo esto es sólo para hablar de una lectura reciente que me recomendó María: un ensayito de Virginia Woolf titulado Estar enfermo, publicado por la universidad Nacional Autónoma de México. (Aunque decir "ensayito" en el caso de Woolf es siempre injusto, como sabe bien quien haya leído esa breve y poderosa obra que es Un cuarto propio. ¿Y quién llamaría "novelita" a la cumbre de La señora Dalloway? Que no engañe la extensión). Bien, pues los críticos a menudo opacan y entorpecen (u opacamos y entorpecemos), y en ese ensayo está hablando Virginia Woolf del modo tan diferente de leer y de relacionarnos con los libros cuando estamos enfermos, a solas con los textos, y yo quiero citar ahora sus palabras: "Precisamente imprudencia es lo que necesitamos para leer a Shakespeare. No es que debamos dormitar al leerlo, sino que cuando estamos conscientes y alertas, su fama intimida y aburre, y todas las opiniones de todos los críticos nublan en nosotros ese trueno de convicción, que, si es una ilusión, sigue siendo una ilusión muy útil, un placer prodigioso, un estímulo muy penetrante al leer a los grandes (...) Con el zumbar de la crítica por todas partes, uno puede aventurar las conjeturas propias en forma privada, hacer anotaciones al margen. Pero saber que alguien ya lo ha dicho antes, o lo ha dicho mejor, le resta entusiasmo. En su majestuosa sublimidad, la enfermedad hace todo eso a un lado y no deja más que a Shakespeare y a uno mismo. Con su petulante poder y nuestra petulante arrogancia, las barreras se derrumban, los nudos se alisan, el cerebro repica y retumba con El rey Lear y Macbeth..."

miércoles, 7 de enero de 2009

De literaturas menores y mayores




Anoche el fallo del último Nadal. No da uno crédito: Maruja Torres. Todos los respetos para ella, pero no para su "literatura". Estatuilla en mano, perorando largo y tendido de "mi Terenci" y "mi Manolo" en alusión a Moix y a Vázquez Montalbán, personajes fantasmales, al parecer, de su novela. Afortunadamente existen buenos antídotos, estos sí, literarios: acabo de terminar "Chesil Beach", de Ian McEwan. Una vez más, asombroso y sobrehumano, como en "Expiación" o "Sábado" o "En las nubes"... Se comprende por qué ha sido elegido mejor libro del año 2008 en Babelia/ El País. Se comprende por qué es para muchos críticos el mejor escritor vivo en lengua inglesa. Ojalá se nos pegara algo de su prodigiosa manera de escribir.

Autores de los que me ocupé en la Revista "Quimera" entre 2001 y 2006

  • Álvaro Pombo, W. G. Sebald, Günter Grass, Paul Theroux, A.S. Byatt, David Leavitt, Marcos Giralt, Martin Amis, Ian McEwan

Colaboraciones con "Nueva Revista" 2001-2002

  • Traducción del alemán del artículo de Richard Herzinger El consumo como meta (Endziel Konsum, Die Zeit, 2-11-00) que en Nueva Revista aparece como La americanización del globo, pp. 47-55 (mayo-junio 2001)
  • Traducción del alemán del discurso anual berlinés (Berliner Rede) del presidente alemán Johannes Rau, dedicado a los límites de la biopolítica, que tiene por título ¿Irá todo bien? Por un progreso a escala humana. (Wird alles gut? Für einen Fortschrift nach menschlichem Mass). Nueva Revista, pp. 46-64 (julio-agosto 2001)
  • Artículo publicado en la sección Literatura, titulado: Álvaro Pombo: la exaltación y el Reino. pp. 131-137 (Sep-Oct. 2001)
  • Traducción del alemán del relato de E.T.A Hoffmann titulado Haimatochare. Nueva Revista, pp. 158-171 (julio-agosto 2002)

Colaboración en Revista de Occidente (Oct. 2007)

  • Artículo titulado "Lo que el corazón lleva", acerca de la novela de Luis Mateo Díez "La piedra en el corazón"(Galaxia Gutemberg, Círculo de lectores. Barcelona, 2006)