lunes, 8 de junio de 2009

Salir del mundo... literario

Juan Eduardo Zúñiga
"Romanticismo"
Manuel Longares

Siempre me chocó la expresión "salir del mundo" referida a la actitud de los monjes medievales que (convencidos de la maldad intrínseca de un mundo repleto de pecados) decidían apartarse, recluirse, retirarse de la compañía de sus semejantes. Creo que se decía también "salir del siglo". Ahora he vuelto a recordar estas expresiones, quizá porque la semana pasada, el jueves 4 de junio de 2009, asistí en la Biblioteca Nacional al homenaje al, ya octogenario, Juan Eduardo Zúñiga, organizado por el profesor Fernando Valls (director de la colección en la que publiqué mi Un mortal sin pirueta) y que contó con la participación -en la mesa de ponentes- de Gonzalo Sobejano, Santos Sanz Villanueva, Ricardo Menéndez Salmón, Alfons Cervera y Manuel Rico. "Salir del mundo" y "salir del siglo", podrían aplicársele a un Juan Eduardo Zúñiga que siempre cosechó fama de apartado y reservado, de escritor que desempeña su tarea con humildad y en silencio. El propio Fernando Valls escribe de él para el homenaje: "Hay escritores que están ya en la historia literaria, sin hacer ruido, sin haber tenido apenas reconocimiento público (...) con la más absoluta discreción ha ido componiendo, a lo largo de seis décadas, entre susurros, una obra literaria que perdurará más allá de nuestro tiempo". Recuerdo a otro hombre discreto entre los discretos, el novelista, cuentista y cronista de esta villa Manuel Longares, cuyo libro "La ciudad sentida" contiene una emocionante breve semblanza de Juan Eduardo Zúñiga en cuyas últimas líneas se lee: "y cultiva la escritura en una soledad radical (...) con la humildad del que ejerce una tarea indiferente para los demás, pero tan entrañada en su vida que renunciará a lo que le impida desarrollarla. De esta manera, con la tenacidad de la hormiga por no abandonar su surco, Juan Eduardo Zúñiga levanta su obra". Curioso que, a su vez, de Manuel Longares escriba Juan Carlos Peinado, en la introducción a Romanticismo que ha publicado Cátedra: "escritor curtido en el apartamiento (...) reivindicación del silencio y de la renuncia ascética (...) dedicación a la escritura en régimen de reservado sacerdocio". Se trata de un "encierro" muy diferente del de, digamos, Álvaro Pombo, autor también de interiores y guaridas, que aparece en público en contadas, elegidas ocasiones, pero sabe hacerlo con gran efecto combinado de tsunami y chispeante nit del foc, castillo de fuegos y traca pombiana inolvidable. Longares, en cambio, más zuñiguiano, entiende la literatura como "una apuesta en el tiempo que suele implicar una falta de respuesta en vida". El escritor es para él "un asceta que sacrifica su presente por una ilusión de futuro". Pienso en estas cosas, en estas "salidas del mundo" (Luis Landero sería otro ejemplo) y no cuestiono si son actitudes auténticas, esto no lo pongo en duda. Lo que me asombra es el grado de dificultad que entrañan y si es posible vivirlas con tanta conformidad e incluso alegría, sin desfallecer o lamentar no haber corrido mejor suerte. Porque todo el que está en esto de la escritura, sabe que pocas cosas duelen más que la sensación de ser invisible, insignificante, que nos invade cuando aún no hemos publicado o cuando, habiéndolo hecho, disfrutamos de una dimensión y promoción modestas. Quizá Zúñiga y Longares hayan conseguido, después de todo, perfeccionar una tarea heroica: aquella que Rilke elogiaba en su Requiem por una pintora muerta: "Und wolltest nichts, als eine lange Arbeit" ("Y no querías nada salvo una larga obra").

5 comentarios:

  1. Leyendo este texto he conseguido "salir del siglo" durante unos minutos y alcanzar un estadio superior. Lástima que haya durado tan poco esa maravillosa experiencia en este duro día postelectoral en toda Europa. Siguen avanzando como una plaga la extrema y rancia derecha y el Rey Midas continúa siendo el referente a la hora de introducir el voto en la urna. ¡Qué triste y patético! Voy a leer el texto otra vez, necesito "salir del mundo" cinco minutos más...

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  2. Muchas gracias, Alex, por tu entusiasmo. Un abrazo!

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  3. Ernesto, en un pequeño libro de Maupassant sobre Flaubert, que editó Periférica hace poco, dice lo siguiente: "Casi siempre un artista oculta una ambición secreta, ajena al arte (...)Gustave Flaubert amó las letras de una manera tan absoluta que en su alma rebosante de este amor no cabía ninguna otra ambición. Jamás tuvo otras preocupaciones ni otros deseos (...) vivía solo casi todo el año, trabajando sin descanso, sin interrupción (...) Por lo demás, ¿acaso no basta para amar la vida con una larga y poderosa pasión? Flaubert tuvo esa pasión hasta su muerte". Supongo que hoy en día, cuando la vida privada ha invadido el espacio público, y hay una sobreexposición que aturde, ser capaz de mantener esa distancia y dedicarse sólo a esa "pasión" puede tacharse de excentricidad o considerase una tarea casi imposible ¿Cómo puede decir no un autor a esas campañas publicitarias promocionales preparadas con una minuciosidad apabullante cuando él quiere ser leído y parece imposible desvincular una cosa de la otra? Siempre he pensado que para conocer a un escritor lo que hay que hacer es leer su obra y dejar de lado todo lo demás.
    Alejandro, lamento contigo el avance de la derecha y, por encima de todo, la poca izquierda que queda.

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  4. Ernesto: es una pregunta trampa la que planteas, porque no tiene solución. ¿Dedicar una vida a una obra que no sabemos si tendrá repercursión alguna o, peor todavía, que no sabemos si seremos capaces de desarrollar, en rigurosa soledad y apartamiento, al precio de abandonar otra clase de recompensas más inmediatas, más cercanas, más sencillas? Quien tenga la respuesta, que tire la primera piedra.

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  5. Muchas gracias, Joaquín. Creo que tienes toda la razón (Du hast mehr als Recht!)y que lo sabes bien como escritor que eres y te debates también entre estos temas: humildad, vanidad, promoción, necesidad de que nuestras cosas se vean, apartamiento necesario para concentrarse en lo importante, para crear y no convertirse en un pavo real o un idiota. Te agradezco tu participación en este blog. Con todo mi cariño. Y mucha suerte con tu "Mediodía en Mitilene". Ernesto

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