Creo que, antes de ésta, han sido ya dos las ocasiones en las que he hablado en este blog del escritor Fernando Aramburu (entradas del 4 y 15 de diciembre). Qué culpa tengo yo si, aparte de ser un autor muy interesante, tiene en su poder el record mundial en la difícil y rara categoría de habla sensata, directa y clara (pan pan y vino vino) en medio de un gremio en el que estas virtudes escasean. Entrevistado esta semana por Nuria Azancot en El Cultural, con motivo de la publicación en Tusquets del nuevo y muy prometedor libro del autor, "Viaje con Clara por Alemania", tiene lugar el siguiente diálogo, que habla por sí solo (y como habla por si solo, ya me callo y me siento con vosotros a escuchar):
--¿Qué puede hacer un escritor contra la crisis económica y social que sufre el mundo?
--Lo mínimo que se puede esperar de él es que nos proporcione textos de calidad. Después, si tiene algo oportuno que decir, por mí que abra el pico en los periódicos y nos dé su aportación, a poder ser sin imponernos el fulgor de su rostro. Por último, si está en sus manos solucionar las crisis colectivas, ¿a qué coño espera?
Me gusta la claridad de Fernando Aramburu y que nos la muestres en esta nueva entrada de tu blog. Lo cierto es que echo en falta más compromiso social real de los escritores en estos momentos de crisis, por supuesto, sin que nos impongan el fulgor de su rostro. Lástima que algunos de ellos prefieran el circo mediático.
ResponderEliminarUn abrazo
Rainer Werner
Bueno, lo de que un escritor nos proporcione textos de calidad no debería ser sólo en tiempos de crisis...
ResponderEliminarUn abrazo
Estoy de acuerdo en que que un escritor debería proporcionar textos de calidad siempre, no solo en tiempos de crisis.
ResponderEliminarEn cuanto al compromiso social de los escritores...bueno, digamos que yo no considero que eso sea imperativo. Habrá escritores que decidan estar en sintonía con su tiempo histórico, y convertirse en conciencia social, y otros que no. Pienso que cada artista hace lo que siente que debe hacer, y no por eso su obra dejará de ser arte. Por ejemplo, Borges siempre será inmortal...
“Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma, (…)
Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes(...)Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible.”