Uno no debería escribir "sobre temas" (el bien y el mal, o parecido) sino contar "historias". Lo decía la semana pasada LUIS LANDERO en la presentación en la librería Alberti de Argüelles, en Madrid, de su última novela, ABSOLUCIÓN. También explicó cómo no entendía ese tipo de prosa funcionarial, económica, ramplona, tan común a muchos "escritores". Se me ocurrió, y así se lo comenté, que donde uno de esos escritores descuidados o limitados diría que un adolescente "pasaba las horas aburrido tirado en la cama", el personaje de Landero pasaba las horas "abandonado a la anchura del tiempo". Landero saca partido al lenguaje castellano y, de paso, se diferencia de tanto escritor casposo-español de su generación en que además juega con el lenguaje, se divierte, sin esa solemnidad provinciana apolillada y autoconsciente de... Aunque serán esos otros los que se procurarán un Cervantes, para eso viven, para no dar nunca puntada sin hilo, ni paso atrás. Un paso atrás, ni para coger carrerilla, dice mi padre.
Creo que hay palabras que para mí siempre tendrán la imagen que de ellas trazó Landero, como si él les hubiera dado un lugar en el mundo. La palabra "afán" , por ejemplo, en Juegos de la Edad Tardía, o: contingencia, tedio.... En esta última novela. Como decía Rilke:" quizá estemos aquí sólo para decir: casa, puente (....) pero para decir, compréndelo, ay, para decirlo así como las cosas mismas en su intimidad nunca creyeron ser".
ResponderEliminarUn abrazo